Photo by: Jaume Vila
Tres días ya, donde el amarillo de los campos segados o el de las alpacas bien forgidas o el de los últimos rayos de sol sobre las murallas, no son más que un recuerdo lejano que se resiste a desvanecerse, hacen que estas últimas solo me las pueda imaginar rodeadas de mucho verde, similar al de mi residencia.
A pesar del típico estrés tras la vuelta de vacaciones, se ha encontrado un par de huecos para trotar cincuentaytantos minutos. Tímidas pero a la vez buenas sensaciones con mi fascitis plantar, en cambio atrevidas y malas las sensaciones con mi estado físico, condiciones ideales para soñar un poco durante este otoño.
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